martes, 21 de julio de 2015

Siglo XVII: Barroco

Literariamente, el Barroco fue el movimiento predominante en el siglo XVII. Se desarrolló por toda Europa tomando diferentes tendencias: en Italia, se llamó Marinismo; en Francia, Preciosismo (preciosité); en Inglaterra, Eufuismo (euphuisme), y en España, Culteranismo (Gongorismo, Cultismo) y Conceptismo. En cada país, el Barroco adquirió características distintivas por directa virtud del entorno; sin embargo, hay una serie rasgos que se mantienen de una forma u otra inalterables.

Características generales de la literatura barroca

- En primer plano, las formas de la literatura barroca tienden a huirle a la expresión sincera y directa de las estructuras de las formas simples y lineales, dándole preferencia a las estructuras complejas y sorprendentemente inéditas que crean mediante las fuertes tensiones en el vocabulario, las polivalencias significativas y una tendencia al uso exagerado de períodos hipotácticos que se complican por medio de hipérbatos latinos desmesurados.

- Se muestra cierta tendencia al llamado fusionismo, es decir, a unificar, en un todo, múltiples pormenores y a asociar y mezclar, en una cantidad orgánica, elementos contradictorios, que permiten el fenómeno del claroscuro, de lo que es y parece ser, lo enigmático, ni lo uno ni lo otro. En síntesis, ese fusionismo se manifiesta igualmente en la técnica literaria por medio de la acumulación de los límites rígidos entre las diversas partes o capítulos de una obra.

- Lingüísticamente, se emplean vocablos fulgurantes, más allá de la lógica y la razón. De la mezcla de lo racional e irracional resultan formas de expresión como la paradoja, el oxímoron, la sinestesia, la cenestesia, la hipérbole, la repetición, el hipérbaton, la anáfora y las otras figuras de repetición, la antítesis violenta, el contraste, el zeugma, etc.  

- La figura fundamental del barroco literario es la metáfora, que se constituye en el instrumento por excelencia para crear una expresividad misteriosa, una revelación de recónditas analogías que el poeta ve en la realidad y una transfiguración fantástica del mundo empírico. La poética barroca considera la metáfora como el fruto más sublime del ingenio, y el ingenio es la facultad que sabe vincular conjuntamente las distantes y separadas nociones de los objetos considerados. Por esto, la metáfora barroca es visceralmente conceptuosa y procura producir con frecuencia aquella armónica correlación entre dos extremos cognoscibles, expresada por un acto de entendimiento que representa la esencia del concepto. La metáfora se acumula junto a otras metáforas, lo que denuncia dinamismo expresivo, el gusto por la profusión imaginística y el culto de la forma abierta. Las metáforas barrocas provienen de un círculo muy estrecho: flores, piedras preciosas, astros, todo lo que brilla y es elevado y poderoso. 

- El género dramático y el épico son las principales formas de expresión en que se manifiesta la literatura barroca, ya que responden a la construcción de un mundo imaginario, ideal, fantástico, exuberantemente sensorial, mágico y alegóricamente rico, donde la apariencia se afirma con la realidad, donde la máscara y los efectos escénicos instauran la ilusión y, al mismo tiempo, dejan entrever su ruptura.

- En la literatura barroca, aparecen las expresiones que adquieren gran fulgor y riqueza exuberante conjuntamente con las expresiones estéticas de lo feo, de lo grotesco, de lo horrible y lo macabro.

- Abundan las escenas crueles y sangrientas, las cuales se traducen como una sensibilidad exasperada hasta el paroxismo que se complace en lo horroroso y en lo lúgubre, en la soledad y en la noche, en el misterio que encierran todos los actos humanos y los hechos contrarios en que se desenvuelven éstos.

- El barroco se expresa por medio de contrastes entre el espíritu y la carne, entre los celestes gozos y los placeres hedonistas y mundanos, la fruición terrenal y renuncia ascética, así como la descripción y el análisis del pecado, del arrepentimiento y de la penitencia, del éxtasis y de la beatitud interior.

- Se le da gran importancia a los valores sensoriales y eróticos. El mundo es conocido y gozado por medio de los sentidos, los colores, los perfumes, los sonidos, las sensaciones táctiles, todo es fuente de deleite y voluptuosidad. Hasta las realidades divinas son expresadas mediante elementos fuertemente sensoriales.

- Se desarrollan plenamente temas filosóficos como el de la fugacidad del tiempo, la ilusión de la vida y las cosas mundanas, el engaño de los sentidos, la imagen, etc. Como consecuencia, saltan las motivaciones religiosas que tratan de recordar al hombre que todo es vano y efímero sobre la tierra, que la vida carnal es un tránsito y que es necesario buscar una realidad suprema exenta de mentira y de imperfección; todo esto se matiza con símbolos trágicos como las ruinas que recuerdan lo transitorio del hombre, las cenizas y las flores que hacen meditar acerca de la angustia existencial y la fragilidad de la belleza humana, la destrucción, el abismo, el vacío, etc. Ante esta visión trágica y pesimista de la vida, de transida desesperación, se alienta a gozar de la vida que huye.

- El barroco explota el fenómeno de la metamorfosis y la inconstancia, mostrando un agudo sentido por las variaciones que secretamente alternan toda la realidad, y busca en el movimiento y en el fluir universal la esencia de las cosas y de los seres. Para ello, la literatura utiliza un vasto conjunto de símbolos en que figuran elementos evanescentes, inestables, ondeantes y fugitivos: el agua y la espuma, el viento, la nube, la llama, la mariposa, el ave, el humo, etc. La metamorfosis y la inconstancia se trasforman también en profunda y religiosa meditación, de donde cobra significado lo lúgubre. La muerte constituye así el tema por excelencia del barroco, la que está oculta en todo lo que es frescor y belleza y es recordada por el artista constantemente, además del pesimismo que provocan lo efímero y la inconstancia.

- Por otro lado, el Barroco expresa un mundo de ostentación y suntuosidad, de gloria y de magnífico aparato; traduce el gusto por la decoración rica, la luz profusa, el espectáculo fastuoso. El Barroco es el arte de exuberancia y de intenso poder expresivo, apto para celebrar las glorias del cielo y las pompas de la tierra, destinado a impresionar con fuerza los sentidos, aunque el espíritu pueda permanecer muchas veces desconfiado y escéptico. Las fiestas cortesanas, de lujo opulento, y situadas en escenarios majestuosos, sirven admirablemente a este ideal de pompa.

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