martes, 21 de julio de 2015

Siglo XIX-2: Posromaticismo

Al promediar el siglo XIX, el Romanticismo ya había producido sus expresiones artísticas más representativas. Sus portaestandartes de antaño estaban consagrados, y la mayoría empezaba a trascender hacia nuevas modalidades estéticas, de la misma manera que algunos de la generación anterior, partiendo del Neoclasicismo, habían avanzado hacia los cánones románticos. Sin embargo, es necesario detallar que la penetración de las nuevas escuelas no subestimaron al Romanticismo completamente, pues, si bien su apogeo se apagaba, continuaría latente su impronta ya no como movimiento, pero sí como tendencia.

El cambio estético en el orden artístico y literario sobrevino debido a circunstancias históricas que provocaron la llamada crisis de conciencia en los artistas en relación con lo que los rodeaba. Trataban de explicar los problemas humanos circundantes que habían surgido a raíz del desarrollo inusitado de la industria y la tecnología desde una perspectiva materialista y experimental, o explicado de otra forma, desde un punto de vista positivista. De aquí que abandonaran las nebulosas zonas de la fantasía y pusieran freno decididamente al paso alocado de la libertad para dar cabida, de nuevo, a la verdad, al buen sentido y a lo trascendental. Esto en una etapa preliminar de la que nacieron el Realismo y el Naturalismo; pero, igualmente, la inconstancia y la poca satisfacción que descorazonaba a los hombres, así como la nimia resolución que brindaban estas tendencias, originaron tal decadentismo que los artistas, movidos por un sentimiento de soledad, se refugiaron en un arte evasivo y frívolo, en respuesta al “mal de siècle”, la neurosis, auspiciado por diversas escuelas que tendían al preciosismo, a lo rococó, al artepurismo, a la ilusión, a lo artístico, a lo bizantino, a lo elitista y a lo quintaesenciado, entre las que sobresalieron, a finales de siglo, el Parnasianismo, el Impresionismo y el Simbolismo en Francia; el Prerrafaelismo en Inglaterra; el Bohemismo en Bélgica; el Modernismo en Hispanoamérica y España.

REALISMO
Como se ha dicho, el artista y el literato, conmovidos por los problemas manifiestos a raíz del desarrollo de la época, empezaron a preocuparse por ellos de una manera realista. Ya no deseaban reflejar o interpretar las costumbres de tiempos remotos, casi siempre vistas a través de un prisma falso, distorsionado y carente de valoración real, sino que aspiraban a que este arte fuese un trozo de vida, una reproducción de la realidad, desechando cualquier rasgo abusivo de sentimentalismo artificial. Esta reproducción de la realidad cobró matices distintos en los diversos países europeos: en Francia, de manera patológica y violenta; en Inglaterra y Estados Unidos, de forma alegórica y caricaturesca; en los países eslavos y escandinavos, el matiz fue de carácter religioso y de elevadas aspiraciones; mientras que, en España, Italia e Hispanoamérica, como sucedía con casi todas las manifestaciones de desarrollo artístico, ésta se mostró más o menos heterogénea, ecléctica o sincrética y todavía con rasgos románticos y mezclada con un fuerte costumbrismo.

El Realismo como escuela consciente de reacción ante el Romanticismo surgió en Francia entre 1840 y 1860, el cual no se debe confundir con el procedimiento literario que es muy antiguo como las mismas artes y letras y del cual, incluso, se basaron muchos de los autores románticos a la hora de describir las costumbres y tradiciones en sus cuadros de costumbres o relatos costumbristas. Tiene su origen en el sensualismo científico de August Comte llamado Positivismo que constituyó otra forma de explicar, sencilla y tradicionalmente, la inteligencia y la voluntad mediante las sensaciones, ciñéndose a la objetividad y la fidelidad con el entorno totales y precisas. 

En la literatura, sirvió para que los autores se interesaran por el presente, la realidad inmediata, viendo en ella un medio parra exponer las circunstancias de manera objetiva y criticar los vicios y los defectos de la sociedad de entonces. Son muchos los autores realistas, pero lo que pusieron las bases del tal escuela, exponiendo sus obras como cánones que fueron seguidos por otros, están: en Francia, Flaubert (considerado el padre), Champfleury, los hermanos Goncourt, Duranty, Barbey d’Aurevilly, Vallès, Paul Arène, Bourget y Fromentin; en Inglaterra, Charles Dickens, M. Thackeray, Meredith, George Elliot, Trollope, Charlotte Brontë, Kingsley; en Rusia, Turguéniev, Dostoyevsky, Gogol; en Alemania, Wagner, Hebbel, Heyse, Keller, Raabe, Storm; en Italia, Amicis, Oriani y Capuana; en Portugal, Eça de Queiroz y Teixeira de Queiroz; en España, Alarcón, Valera, Galdós, Pereda, Palacio Valdés. En las artes plásticas, principalmente en la pintura, con el llamado Expresionismo se trató de reproducir con exactitud la naturaleza y despertar la conciencia social de la época al plasmar la vida de las clases inferiores; se destacaron los franceses Jean François Millet y Jules Breton.  La música realista tuvo sus egregios expositores como Bizet y Massenet en el país galo, y los veristas Leoncavallo y Giordano en Italia.

Características generales del Realismo

- Significa el equilibrio y la perfección técnica frente a la exaltación romántica.

- Formalmente, hay una pérdida gradual de lo poético y un predominio de lo conceptual.

- En el fondo, se presentan tesis morales tomadas del ambiente sociológico y filosófico de la época, de aquí que se genere una ideología socializante y anticlerical.

- Se da una reproducción pormenorizada de la realidad: se preocupa de todos aquellos aspectos exteriores de la vida que son descritos impersonalmente observando un detalle concreto llamado color local y tratando de ser eminentemente objetivo. 

- Tiene una finalidad docente y moralizadora con la que el autor se arroga atribuciones de moralista y convierte su obra en un arma polémica.

- El apego a la realidad llevó a los autores a interesarse por lo cotidiano, a buscar la verdad, a observar en vez de imaginar y a contar lo insignificante, lo anodino, lo cotidiano y lo vulgar. Algunas veces, tan sólo se da una somera proyección hacia un idealismo más o menos cristiano, no siempre libre de pseudomisticismo moroboso, fruto casi siempre de la escasa formación religiosa de los escritores.

- En su gran mayoría, los escritores se muestran pesimistas, pero equilibrados y sensatos, atendiendo al concepto práctico de la vida.

- Se les da importancia a las ciencias por medio de la literatura, mediante la constante alusión de patologías, conceptos médicos y científicos en general.

- Los personajes puestos en acción son de diversa índole, de distintos estratos sociales, con todas sus diferencias. Se prefieren las clases burguesas o bajas, así como las bajas en general. A su vez, no hay idealización de los personajes ni su utilización, sino que se analiza con gran precisión su psicología y, algunas veces, se caricaturizan sus defectos.

- Temporalmente, no localizan al hombre en el pasado lejano, inmerso en una naturaleza subjetiva e idealizada, sino en el presente inmediato junto con su historia.

- El espacio donde se desarrollan los hechos no es el lejano Oriente exótico y pretérito, ni el mundo medioeval y místico, sino el urbano o el regional: la ciudad con sus dos caras (la burguesa y la de las clases trabajadoras o pobres), huertos provincianos, playas pueblerinas, todo aquello que sea familiar al autor, concebido como un simple marco de exposición de hechos.

- Se emplea un lenguaje de acuerdo con la condición social y educativa de los personajes; por lo tanto, no se desdeña el empleo de voces vulgares y plebeyas, ni la frecuente insertación de extranjerismos (galicismos y anglicismos) con lo cual las clases privilegiadas esmaltaban o aderezan sus coloquios. En suma, se produce el divorcio entre lengua literaria y lengua real, la vivida, la hablada. Se da una mayor mímesis en los parlamentos de los personajes, tal y como lo hacen en la vida real.

- El estilo está relacionado con el lenguaje, el cual es generalmente sobrio y menos afectado, en contraposición a la retórica romántica llena de adjetivación y sublimación estilística.

- El Realismo se expresó en la literatura preferentemente por medio del género narrativo (cuento y novela), mediante dos tipos fundamentales de relatos: el de tesis o tendencioso, que buscaba comprobar algún postulado o simplemente criticar las costumbres de la sociedad urbana, y el de costumbres o regional –que no se debe confundir con el género costumbrista, de carácter meramente pintoresco e ilustrativo–, cuyo interés se centraba no sólo en presentar las tradiciones rurales, sino atacarlas y mostrarlas como la semilla o el germen del atraso, la ignoracia e incivilización en que se hallaban sumidos muchos pueblos.

- La finalidad descriptiva a que tiende el Realismo produce una escasez y parálisis en el desarrollo de la acción, de aquí que quede ésta anquilosada sin mostrarse en los personajes un proceso de degradación o mejoramiento, así como tampoco evoluciones psicológicas, pero sí transformaciones sociales, en algunos casos.

- En la obras realistas abunda un tono irónico que complementa la actitud crítica y ridiculizadora.

NATURALISMO
Es difícil precisar en qué consiste el Naturalismo del siglo XIX, ya que como movimiento espiritual es tan viejo como el hombre mismo. Todas las escuelas o agrupaciones filosóficas que se han remitido a la naturaleza, de una manera u otra, –como el clasicismo renacentista y el neoclasicismo dieciochesco– han intentado reproducirla y ésta ha sido su primer principio, ya que han considerado a la realidad como un conjunto, cuyas manifestaciones particulares pueden explicarse de acuerdo con patrones científicos. Como corriente artística y literaria, surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XIX al presentarse como una exageración del Realismo insatisfecho, el cual atendía a lo perceptible de los sentidos, al punto de develar una naturaleza que también tiene su lado oculto, su secreto misterio, y, al referirse a la naturaleza toda, la interna y la externa, el artista y el literato presentaron una doctrina: el Naturalismo.

Se propone como momento decisivo para limitar el arranque de la tendencia naturalista el año de 1880, cuando el autor francés Émile Zola publicó su novela Nana (que conformaría el ciclo de Rougon Macquart). Sin embargo, ya desde algunos años atrás, autores –como los hermanos Goncourt e Hippolythe Taine– ya habían empezado a experimentar con motivos y rasgos que son propios del Naturalismo. En el año de 1865, el libro del doctor Claude Bérnard que se titulaba Introducción al estudio de la medicina experimental y, en 1868, el estudio del Charles Letourneau, Fisiología de las pasiones, permitieron a Zola lanzar, a guisa de manifiesto naturalista, su texto titulado La novela experimental, en el cual cuestiona la manera realista de narrar y sustituye la palabra médico por la de escritor, para así poner en relieve las descripciones de costumbres burguesas y obreras desde un ángulo sucio, grotesco, patético, morboso, escatológico. De acuerdo con las ideas de la lucha de las especies y las concepciones deterministas, convirtió el texto literario en un laboratorio cuya finalidad era demostrar que un individuo cualquiera, con una herencia específica (principalmente con taras de alcoholismo, prostitución, etc.), aunque desee huir de ella alejándose del ambiente depravador, sus genes no le permiten actuar de otra forma que la designada por ellos. Gradualmente, empezaron a surgir discípulos de Zola, quienes se reunían a deliberar en su casa del barrio Médan, donde fundaron el círculo que lleva el mismo nombre. Este círculo estuvo constituido, principalmente, por los autores franceses Mauppassant, Daudet, Rénard, Fabre, Pouvillon, Le Goffic, Mirbeau, Huyssman (en un su primera etapa), entre otros. En países como Inglaterra se distinguieron, dentro del Naturalismo, Hardy, Butler, Gissing y Moore; en Rusia, León Tostoi recreó las concepciones originales y dio pie a una modalidad espiritualista; en Italia están los veristas Verga, Fogazzaro y Deledda; en Alemania se inclinaron hacia esta tendencia Sudermann, Halbe y Wedekind, entre otros muchos; en Portugal, Bothelho, Magalhaes y Braga; en España, la condesa Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas “Clarín” y José Blasco Ibáñez. 

El Naturalismo tuvo gran difusión en la pintura, cuyas máximas o reglas consistían en la veracidad y la acción política, lo que permitió desarrollar, además, una inclinación al paisaje; los más genuinos representantes fueron Gustave Courbet, Ribot, Vollon y Corot. Dentro del campo musical, descuella Gustave Charpentier.

Características generales del Naturalismo

- El Naturalismo exige la reproducción exacta de la realidad y recoge, con especial interés, su cara cotidiana, prosaica, vulgar, canallesca e incluso desagradable y lumpen, según el temperamento de cada autor, tratando sobre todo de explicarla.

- Protesta contra la tiranía académica y reclama la abolición de las reglas clásicas –rasgo coicidente con el Romanticismo–, por lo que queda disminuida la intención literaria del texto al convertirse en un mero documento científico.

- Se da una sobrevaloración de lo patológico y morboso y se no vacila en deformar, exagerar o reinventar la realidad con el fin de realzar los defectos, errores, bajezas y corrupciones, ello con el objeto de conseguir lo que busca el autor, es decir, la degradación de los personajes.

- Se contempla al hombre marcado por el medio y la herencia y, a la vez, se constituye en una corriente comprometida que critica a la sociedad. A los personajes puestos en escena, se les anula el factor o esencia espiritual, hasta dejarlos en poder de las fuerzas del determinismo de acuerdo con dos hipótesis: por un lado, se considera que el ser humano se degrada y está determinado por la herencia y la raza, según las teorías de Darwin y Heackel (determinismo interno); por otro lado, se llega a considerar que el ambiente influye en el temperamento y la forma de comportarse de los personajes (determinismo externo).

- En el relato naturalista, la historia tiene como objetivo único lograr la degradación del personaje, al punto de conducirlo de una situación mala a otra peor.

- Se emplean las técnicas descriptivas del Realismo, pero el no el vocabulario. Se da una exagerada tendencia a buscar giros que permitan la animalización del personaje que se desea degradar, según los rasgos psíquicos (el comportamiento), como los físicos de él. Esto con el fin de crear continuas comparaciones e identificaciones; por lo tanto, el lenguaje es populachero y el estilo descuidado y nada lírico; sin embargo, algunas veces, se dio escisión entre el estilo y la temática (como en la novelística hispanoamericana y la novela aristocrática española).

- Al igual que los realistas, les dan a las obras una finalidad doctrinal y no de solaz; dado que los naturalistas hacen de sus textos unos laboratorios sociológicos, mediante los cuales intentan probar sus tesis deterministas. Esto se ha denominado pseudocientifismo.

- El ambiente naturalista, casi siempre, es urbano, en el cual se destacan las vejaciones, vicios, violencias, etc. y sirve meramente como cuadro o marco para ubicar a los personajes y reforzar la tesis determinista.

- El Naturalismo, al considerar al hombre como un ser predestinado a la degradación, explota temas que lo conduzcan a tal estado: la prostitución, el alcoholismo, el adulterio, el incesto, las perversiones, etc. Por lo tanto, se muestran seres irreverentes y opuestos a los convencionalismos sociales.

- La misma actitud determinista que envuelve a los personajes les elimina toda capacidad de superación y los sumerge aún más en su condición; esto crea un tono pesimista y desalentador a lo largo del texto.

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